Una de las partes que a menudo se olvida en un juego y que es una de las principales características es el grado de dificultad. Es difícil ajustarla porque es algo subjetivo, lo que para unos es fácil para otros puede resultar imposible.
Una posible solución es ajustar la dificultad de forma automática. Para conseguirlo necesitaremos poder calcular la habilidad del jugador y establecer la dificultad en su función. En un juego tipo Tetris se hace calculando el número de líneas completadas, en un RPG según la experiencia del personaje o en un FPS se podría obtener a partir de la vida actual o de la cantidad de bichos muertos.
Tampoco conviene ahogar al jugador en un juego muy difícil, lo ideal es ir variando la dificultad como si de una onda sinusoidal se tratara e ir aumentándola poco a poco de tamaño.
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